viernes, 9 de enero de 2015

#nosinmisecador


Una imagen de "La ratonera", A. Christie
            No. Ni me he vuelto loca durante las vacaciones navideñas –no más de lo que estaba, al menos- ni me he hecho de Twitter, con el blog tengo más que suficiente, gracias. El título es un pequeño guiño a mi amigo Kico, que sostiene que los artículos imprescindibles para salir de viaje son: documentación en orden, dinero, cámara de fotos, cubiertos de plástico, seguro sanitario, una brújula, mapas y planos, despertador, una gorra, repelente contra los mosquitos, pastillas potabilizadoras, un botiquín de primeros auxilios, una buena guía… (el resto de la lista en: http://kicosingps.blogspot.com.es/2014/12/cosas-preparar-antes-de-viajar-checklist.html). Ante semejante despliegue de sentido común y práctico, su mujer y yo solemos chincharlo diciendo que todo eso está muy bien, pero que nosotras sin secador –y el adaptador universal que ha de acompañarlo al extranjero, pues no todos los enchufes son iguales ni utilizan el mismo tipo de corriente- no vamos a ningún sitio. ¡Que ya somos #señorasconrulosenlacabeza, no unas punkies alocadas!
            Aunque nada de todo esto resulta necesario en este período, ya que a estas alturas del año la trampa se ha cerrado una vez más sobre todos nosotros por lo que, a menos que tengas una disponibilidad horaria y económica ilimitada, o te resulte inevitable por motivos médicos, es casi imposible abandonar de la isla a un precio razonable, sin ir rebotando de escala en escala y en un horario en el que valga la pena tomarse la molestia.

            La ratonera (1952), cuyo título original es The mousetrap, es una de las pocas obras de teatro que escribió mi admiradísima Agatha Christie que, sin embargo, era una prolífica autora de novelas, de las que llegó a publicar más de ochenta. Dicha obra teatral tiene la particularidad de que lleva representándose ininterrumpidamente desde su estreno: en el New Ambassadors Theatre hasta 1974 y en el St. Martin’s, situado justo al lado, en pleno Covent Garden londinense, a partir de aquel momento. Cuando estuve en Londres hace unos años, tuve la humorada de asistir a una sesión y, aunque mi nivel de inglés a duras apenas me permitía seguir el desarrollo de la trama, he de confesar que me entusiasmó. No sólo por la obra en sí, uno de los enrevesados rompecabezas propios de su autora, sino sobre todo por el encanto irresistiblemente british que envolvía la función, empezando por el teatro –que parecía una enorme bombonera forrada de terciopelo carmesí- y terminando por el acento estudiadamente oxfordiano de los actores.
             En La ratonera, ocho personajes de diversa extracción social y que aparentemente no se conocen quedan atrapados en una casa de huéspedes durante una tormenta de nieve. Todos están relacionados, de una u otra manera, con la víctima de un crimen cometido recientemente en Londres, por lo que el asesino podría ser cualquiera de ellos. Para colmo, las líneas telefónicas están cortadas y no hay ninguna otra vivienda en varios kilómetros a la redonda. Un segundo crimen perpetrado in situ viene a confirmar nuestra sospecha de que uno de los presentes tiene sed de venganza. Y según la canción infantil “Tres ratones ciegos”, utilizada por Agatha Christie como hilo conductor de la trama, alguien más debería morir todavía…

            Así es como me siento yo cuando llega el otoño y los únicos lugares a los que podría desplazarme para “cambiar de aires” son Barcelona y Palma de Mallorca, ya que ni Madrid ni Valencia, con un único vuelo diario pagado a precio de oro aun con descuento residente, me parecen alternativas viables.
            Mientras no resolvamos este problema, ningún profesional de renombre –que no sea isleño- querrá establecerse aquí, ningún interino permanecerá entre nosotros más allá de los años preceptivos, nuestros hijos no querrán volver cuando terminen de estudiar fuera y, sobre todo, seguiremos pensando que viajar es un capricho de ricachones ociosos en lugar de una verdadera necesidad. Conocer otras realidades es la mejor escuela de tolerancia que se me ocurre. Y no es que en Menorca se esté mal, ¡todo lo contrario!, si fuera así no habría batallado tanto para vivir aquí, pero detesto el “efecto ratonera” que fatalmente conllevan los meses invernales.
            ¿Entendéis ahora por qué me gusta tanto leer? Pues porque es la única manera de evadirse cómodamente y gratis que nos queda. #todossomoselcondedemontecristo

P.S. Aquí hallaréis un interesante artículo, cuya lectura os recomiendo, sobre el mismo tema: http://menorca.info/opinion/cartas-del-lector/2015/489926/som-reserva-aquesta-biosfera.html

15 comentarios:

  1. No sé, Ana, tal y como lo cuentas me parece que lo que en la Isla necesitáis no son más medios de transporte, sino un buen crimen otoñal. Uno de esos crímenes en que muere una persona odiada y todos sus vecinos son sospechosos. Un invierno entero investigando las vidas de tus conciudadanos. Meditando sobre sus necesidades y sus deseos ocultos, buscando motivaciones para luego buscar pruebas.
    ¿Por qué tiene Kico repelente para mosquitos y pastillas potabilizadoras? ¿Pretende fabricar un veneno? ¿Es posible matar a alquien con un secador de pelo? ¿esconder un arma?
    En los mejores dramas termina por importar menos la busca del asesino que el retrato que se hace de una sociedad.

    ¿Que hay una nueva linea 'Lou Cost' y los billetes de avión son más baratos que los libros? No me moleste con minucias, acabo de descubrir que mi vecino no es quien dice ser, que mi mujer tuvo un pasado, que sus mensajes en Twitter llevan una clave...

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    1. Jajajajaja. ¡Qué divertido! Me has alegrado la mañana, Pelus, pero no creas que no lo había pensado... Sería una buena manera de canalizar los instintos asesinos que me invaden cada vez que consulto un buscador de viajes. Según Freud, "Si el cirujano no fuera cirujano, sería un asesino". En el caso que nos ocupa, se podría decir que si la mamá-profesora-cantante-articulista no se empecinara en querer ver mundo de vez en cuando, su existencia en Menorca sería del todo idílica.
      Quién sabe si el veneno resultante de mezclar repelente antimosquitos y pastillas potabilizadoras es letal o sólo provoca retortijones, habrá que preguntárselo a Kico...

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    2. P.S.: ¡Eureka! El aludido y presunto asesino en ciernes acaba de contestar haciéndose el seriecito... Echa un vistazo a la foto: en mi opinión, tiene una apariencia extremadamente sospechosa. ¿Tú qué opinas, Pelus?

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  2. Bueno, por alusiones...
    El repelente para mosquitos y las pastillas potabilizadoras son para viajes a lugares tropicales. Allí es normal pillar diarreas por beber agua en mal estado o peor, dengue o malaria. Sobre fabricar un veneno, puede ser, pero más que con las pastillas con el repelente. En cualquier caso con el secador sería difícil tanto potabilizar agua como evitar los mosquitos...
    saludos, Kico

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    1. Pues te aseguro que un buen porrazo con el secador los deja secos...

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  3. Estoy en Nueva Delhi y tu artículo Ana me viene "al pelo".
    Me he olvidado el secador de pelo en casa. Hace años que no viajo con repelente de mosquitos y pastillas potabilizadoras de agua pero no puedo viajar en invierno sin mi secador de pelo.
    He pensado en cambiarme de hotel ya que en el hotel donde se hospeda una amiga hay secador en el baño.
    Estoy muy ocupada y no quiero perder tiempo en traslados , además pasado mañana me voy para el Rajasthan. De todas formas lo tengo clarísimo, el día 20 cuando regrese a Nueva Delhi me hospedaré en el hotel con secador de pelo en el baño, ya tengo la reserva hecha.
    Hay situaciones que cambian el rumbo de un viaje y el secador de pelo es una de ellas.
    Namaste.

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    1. Secadores 3 (Laura, Ana y Carmen) - Pastillas potabilizadoras 1 (Kico)
      Habrá que ver qué vota Pelus, aunque con semejante apodo seguramente tendrá una laaarga melena de Rapunzel que secarse cuando viaja... ;-)
      Alumnos de Kico, animaos a participar.

      ¡Gracias por enviarnos tu inestimable testimonio desde la India, querida Carmen! Namasté.

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  4. Si yo tuviera que hacer un viaje necesitaría mi cámara de fotos, la cámara de vídeo, el trípode, un disparador, un fotómetro, baterías y tarjetas de memoria.

    Veo dificil cometer ningún crimen con estos instrumentos pero si alguien me veja y me humilla por mi alopecia, o se ríe del apodo que uso creo que podría dar cierto uso criminal al cable disparador. ;-)

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    1. Perdona, Rapunzel, en la foto no se te ven más que unas frondosísimas sienes, qué sé yo lo que tienes tú en lo alto de la cabeza... ¡Podría ser un moñete en la cocorota como los que están de moda ahora!
      Entonces, ¿votas a favor de las pastillas potabilizadoras? Lástima.
      (Nunca me habían amenazado con un cable disparador. Vendrán más años malos y nos harán más ciegos.)

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  5. Yo no me llamo Rapunzel. ¿A quien diriges tu contestación? ¿Quien es aquel de frondosísimas sienes cuya testa no logras ver? (seguro que en su página tiene alguna foto mejor). Sea quien sea, tienes un curioso modo de acoger a lectores de tu blog. Se ve que andas sobrada de ellos,

    ¡¡¡¡¡Gomila!!!
    :-)

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    1. Perdóneme usted, señor. ¿Prefiere el señor que me refiera a usted bajo el apelativo de Kojak? (Sonrisa pérfida.)
      Échale un vistazo a la foto que aparece junto a todos y cada uno de tus comentarios en mi blog... ¿Tienes o no tienes unas sienes frondosísimas y no se te ve la parte superior de la cabeza? Por otra parte, que sepas que Rapunzel es lo más, no sé por qué te ofendes. Y si no me crees, pregúntaselo a su hijita dentro de un par de años.
      De lectores bien, gracias. :-P

      Secadores 3 - Pastillas potabilizadoras 2

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  6. Sigo sin saber con quien hablas ¿Quien es Rapunzel? ¿Y Kojak (¿Un fabricante arruinado de película fotográfica?)? ¿Quien se ha sentido ofendido por tus ingeniosos comentarios?

    Creo que voy a dejar de interferir en tu soliloquio.

    En cuanto a la votación esa que llevas, apúntame a "Secadores". Soy calvo, pero como amante del surrealismo estoy dispuesto a sostener que es un elemento imprescindible en cualquier equipaje.

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  7. Bueno, tu artículo me encanta. Mi bolsillo está averiado, que significa que viajo poco, y cuando viajo, como no tengo rulossss... no me llevo el secador, con lo cual, -lo voy pidiendo- a las que si lo tienen...jajaaj. bueno sí, claro, podrías seguir inventandote asesinos y demás, pero estoy de ok contigo, que qué bien que viajar fuera una necesidad de primer orden!!!!

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    1. ¡Debería serlo, sí! Cuanto menos viaja uno, más intolerante y más garrulo.

      Secadores 5 - Pastillas potabilizadoras 1 (chúpate esa, Kico)

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