Espero que la disfrutéis... ¡Y que decidáis apuntaros a la secta de los ratones de biblioteca!
PERIODISTA:
Parece ser que la lectura no es una de las actividades de ocio preferidas de
nuestros jóvenes, ¿cómo lo veis sus profesores?
ANA: Según los últimos informes del MEC, más del 97% de la
población de nuestro país sabe leer y escribir, y el 3% restante (o menos) está
en edad de jubilación, por lo que es muy difícil encontrar a un chaval que no
haya sido escolarizado al menos hasta 2º de la ESO.
A pesar de ello, leer sigue siendo una opción de ocio muy poco
extendida incluso entre los bachilleres y universitarios… Pero esto no debería
sorprendernos: en mi opinión, los jóvenes no leen porque sus mayores, sus
modelos de vida, tampoco lo hacen. ¡Qué difícil es hoy en día encontrar a
alguien leyendo un libro -impreso o electrónico, qué más da- en la playa o sentado
en un banco del parque! Todo el mundo anda trasteando siempre con el móvil, que
ameniza cualquier espera y nos mantiene permanentemente conectados a nuestra
realidad discontinua, volátil, superficial.
Leer no sólo no está de moda, sino que está considerado como
una afición “de friquis”, de gente rara y asocial, que no tiene otra cosa que
hacer en la vida. Por eso cuando les afeo a mis alumnos que en Finlandia la
media de lectura nacional es de 47 libros al año por habitante mientras que en
España no llega ni a diez -cosa que no les da el menor reparo ni les causa la vergüenza
alguna- lo primero que se les ocurre decir para justificarlo es que esto sucede
porque allí “hace un tiempo asqueroso” y con algo se tienen que entretener… ¡como
si los pobres no tuvieran más remedio!
Es algo de lo que ya he hablado en numerosos artículos de mi
libro El jardín de las delicias
(Narraciones y opiniones), que recoge casi todo lo publicado por mí en la
prensa menorquina durante estos últimos años, y que sigo manteniendo a pesar de
haber cambiado recientemente de centro educativo y, por tanto, de lo que Azorín
llamaba “paisanaje”.
PERIODISTA:
¿Leen más allá de las lecturas obligatorias que les mandáis en el instituto?
ANA: No, nuestros alumnos -salvo unas pocas honrosísimas
excepciones- apenas conocen otros libros que no sean los que les mandamos leer en
el instituto. A pesar de vivir con y de sus padres, por lo que sus obligaciones
más allá de estudiar y hacer los deberes están reducidas al mínimo, sostienen
que no tienen tiempo… Para mí que lo dedican a otras cosas más fáciles e
inmediatas, como cotillear por WhatsApp o actualizar su perfil en las redes
sociales, que son gratificantes a corto plazo, pero poco aportan a su
personalidad ni a su formación ni a su futuro.
Y lo mismo sucede, perdón por la insistencia, con los adultos
que ven a su alrededor. No hay más que poner el telediario: nuestro país está
lleno de cafres ilustrados, con dinero y poder, pero sin criterio para
invertirlos en algo de provecho. En mi opinión, se impone un cambio de
mentalidad y, por lo tanto, de costumbres. El que lee mucho lee deprisa,
aprende rápido y sabe interrelacionarse con la sociedad líquida que nos
envuelve. Sin embargo, el que no lo hace… está condenado a repetir una y otra
vez los mismos esquemas, como en un videojuego o en una noria.
PERIODISTA:
¿Por qué es tan importante leer?, ¿qué te aporta?
ANA: Leer te permite aprender sin darte cuenta y trazar tu
propio itinerario formativo. Es decir que un libro te lleva a otro, como un
ramillete de cerezas. Si lees El año del
verano que nunca llegó, de William Ospina, por citar una de los novelas que
más me han gustado últimamente, es inevitable que te sientas interesado por Frankestein, El vampiro o la obra de
lord Byron. ¡Hasta ganas de viajar a Ginebra te entran!
Además, leer desarrolla la capacidad de empatía. Se dice que
quien lee mucho vive muchas vidas, y es verdad: eso es exactamente lo que
sucede cuanto alcanzas ese estadio, tan frecuente entre los ratones de
biblioteca, en el que te identificas totalmente con un texto y acabas
horrorizándote con lo que le sucede a sus personajes, llorando sus penas con
ellos, enamorándote de su amor.
47 libros al año me parece mucho. Eso significa que los finlandeses leen 4 libros al mes. Y, tratándose de una media, habrá entre ellos quienes leen incluso más. Como padre de familia me parece una cifra inverosímil ;-)
ResponderEliminarEn cuanto a que en España la media son 10 por año, casi un libro al mes. Me parece mucho. Viendo el ambiente del pais no parece que lean tanto.
Aunque supongo que hay ratones de biblioteca como tú, que leen mucho y levantan la media ;-)
Diez libros al año serían muchos, por más que los ratones de biblioteca pseudofinlandeses nos esforcemos en levantar la media... En mi opinión, lo más normal es no abrir uno en todo el año, por desgracia.
EliminarYo respeto como no podría ser de otra a las personas que llenan su ocio a través de los libros. Pero en un libro yo no busco llenar mi ocio sino que sus páginas me llenen a mi y que yo pueda dialogar con él. No creo que sea la cantidad de libros al año lo importante sino la huella que dejen aunque solo sean dos. Por lo demás creo que se debe estimular a leer desde que son muy pequeños y conocer como son esos pequeños lectores. Un saludo Ana , voy a salto de mata con tu blog, pero voy :))
ResponderEliminar¡Muchas gracias por comentar, Jr! Yo creo que importan ambas cosas: la cantidad y la calidad. Es obvio que se puede aprovechar al máximo una lectura, pero también es evidente que cuantas más hagas más aprenderás. ¿Cómo estimular a esos "pequeños lectores" de los que hablas? ¿No te parece que dar (buen) ejemplo es fundamental? Ardo en deseos de conocer tus "truquillos" y sugerencias.
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