¿La luna rielaba sobre el agua? |
Muy
poca gente conoce el significado del verso “titilar”, que no tiene nada que ver
con el TIL –sólo es uno de mis juegos de palabras-, sino que quiere decir algo
así como: “centellear con ligero temblor un cuerpo luminoso”, como las
estrellas a través de las lágrimas. Tampoco es fácil encontrar a alguien que
sepa traducir al lenguaje común una oración sintácticamente tan sencilla, pero
poéticamente tan significativa como “La luna rielaba sobre el agua”.
Sin
llegar a estos extremos, y según un reciente artículo de M.A. Bastenier
publicado en El País, el vocabulario
del español medio se reduce a unos 2.000 vocablos, que por cierto son muchos más
que los que maneja habitualmente un inglés tipo (aproximadamente 700, según
Bastenier), pero aun así… ¡pocos me parecen! Y no es que en otras épocas de nuestra
Historia tuviéramos mucho más vocabulario, pero también es verdad que el
analfabetismo real estaba generalizado. Hoy en día, el analfabetismo funcional
campa por doquier ayudado por una serie de instrumentos informáticos –como los correctores
automáticos- que serían magníficos si nos limitáramos a utilizarlos como apoyo
en lugar de como sustitutos del raciocinio humano.
Mucho
se está hablando últimamente de los pobres resultados del TIL en su primer año
de andadura. Este mismo periódico, sin ir más lejos, publicó un artículo
recientemente cuyo titular rezaba “Los menorquines del primer año de TIL
empeoran en catalán y castellano”. A bote pronto, parece grave, pero si uno
tiene la curiosidad y, sobre todo, el rigor de leer el grueso del artículo con
detenimiento –en lugar de lanzarse a comentar barrabasadas con una ortografía
infame, bien protegido por el anonimato-, se encontrará con que la diferencia
con respecto al curso pasado en mínima, sólo se ha dado en Menorca y en dos
cursos de los tres estudiados. En cualquier caso, para mí la verdadera noticia es
el bajísimo nivel lingüístico de nuestros estudiantes, que ni siquiera alcanza
el aprobado en catalán o castellano. Por lo tanto, me reafirmo en lo dicho en
otros artículos sobre este tema: ampliar nuestro conocimiento de una lengua
extranjera no implica perder facultades en la propia. Bien enseñadas y aprendidas,
no tienen por qué estorbarse.
Bien
enseñadas por docentes preparados y competentes, y no habilitados a la buena de
Dios. Con tiempo para prepararse sus clases en una lengua que no dominan y que
en ningún caso es su lengua materna. Con medios suficientes a su alcance para
que puedan aprender inglés –y todo lo que se tercie- y evitando disparates lingüísticos
como “relegar” el inglés a materias no instrumentales como la Plástica y la Música.
En primer lugar, porque todas ellas son dignas del mayor interés, de muchas más
horas de impartición que las previstas por la LOMCE y de la obligatoriedad de
su estudio en todas las etapas educativas. Y sobre todo porque, si queremos que
el estudio del inglés sea considerado “importante”, habría que impartirlo a
través de las materias tradicionalmente consideradas “importantes”… cuando haya
suficientes docentes preparados para ello, eso sí. Uno mi voz a los que gritan “TIL
sí, però no així!”.
Que
nuestros chavales sepan tan poco inglés como nosotros mismos no es excusa para
que no puedan estudiar Sociales o Naturales en dicha lengua. Tampoco nacen con
rudimentos de Matemáticas y bien que les amueblamos la cabeza con conocimientos
cada vez más elevados de dicha materia, ¿no? ¡A aprender se aprende aprendiendo,
no hay otra manera! El caso de Portugal, donde todos hablan un inglés excelente,
lo demuestra. ¿Es que nuestros alumnos son más tontos que los portugueses? Aquí
nos conformamos con demasiado poco… Nunca seremos un país de primera mientras
sigan existiendo menorquines que no sepan escribir en catalán (ni tengan la
menor intención de aprender); catalanoparlantes que miren con desdén el
castellano, como si fueran sobrados de nivel; castellanoparlantes que se
nieguen a aprender el mínimo de catalán que dicta la buena convivencia entre
vecinos, o sea, que al menos alcancen a entenderlo sin problemas; padres que encuentren
normal exigir a sus hijos que lean, que estudien o que aprendan inglés cuando
ellos en su tiempo libre no hacen más que dormitar frente a la tele o hacer el
chorra por Internet; gente que desprecia a los hablantes de otras lenguas que
no sean el inglés, mofándose de ellos como si el árabe o el chino –así como los
propios hablantes- no merecieran un respeto... ¡Basta de cutrerío ambiente, en
definitiva! ¡Más tililar y menos babear, ea!
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