Traducción

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viernes, 13 de mayo de 2016

Lectura dramatizada de "Las coles del cementerio", de Pío Baroja

He aquí (podcast de "Las coles del cementerio", de Pío Baroja) la lectura dramatizada que mis simpatiquísimos y entusiastas alumnos de 4º de Educación Secundaria para Personas Adultas han realizado en clase esta misma mañana. A pesar de tratarse de un proyecto improvisado -no por ello menos creativo, sino más bien al contrario- creo sinceramente que nos ha quedado muy bien. ¡Enhorabuena, chicos, estoy orgullosa de vosotros!

lunes, 15 de septiembre de 2014

TIL-ilar


¿La luna rielaba sobre el agua?
            Muy poca gente conoce el significado del verso “titilar”, que no tiene nada que ver con el TIL –sólo es uno de mis juegos de palabras-, sino que quiere decir algo así como: “centellear con ligero temblor un cuerpo luminoso”, como las estrellas a través de las lágrimas. Tampoco es fácil encontrar a alguien que sepa traducir al lenguaje común una oración sintácticamente tan sencilla, pero poéticamente tan significativa como “La luna rielaba sobre el agua”.
            Sin llegar a estos extremos, y según un reciente artículo de M.A. Bastenier publicado en El País, el vocabulario del español medio se reduce a unos 2.000 vocablos, que por cierto son muchos más que los que maneja habitualmente un inglés tipo (aproximadamente 700, según Bastenier), pero aun así… ¡pocos me parecen! Y no es que en otras épocas de nuestra Historia tuviéramos mucho más vocabulario, pero también es verdad que el analfabetismo real estaba generalizado. Hoy en día, el analfabetismo funcional campa por doquier ayudado por una serie de instrumentos informáticos –como los correctores automáticos- que serían magníficos si nos limitáramos a utilizarlos como apoyo en lugar de como sustitutos del raciocinio humano.

            Mucho se está hablando últimamente de los pobres resultados del TIL en su primer año de andadura. Este mismo periódico, sin ir más lejos, publicó un artículo recientemente cuyo titular rezaba “Los menorquines del primer año de TIL empeoran en catalán y castellano”. A bote pronto, parece grave, pero si uno tiene la curiosidad y, sobre todo, el rigor de leer el grueso del artículo con detenimiento –en lugar de lanzarse a comentar barrabasadas con una ortografía infame, bien protegido por el anonimato-, se encontrará con que la diferencia con respecto al curso pasado en mínima, sólo se ha dado en Menorca y en dos cursos de los tres estudiados. En cualquier caso, para mí la verdadera noticia es el bajísimo nivel lingüístico de nuestros estudiantes, que ni siquiera alcanza el aprobado en catalán o castellano. Por lo tanto, me reafirmo en lo dicho en otros artículos sobre este tema: ampliar nuestro conocimiento de una lengua extranjera no implica perder facultades en la propia. Bien enseñadas y aprendidas, no tienen por qué estorbarse.
            Bien enseñadas por docentes preparados y competentes, y no habilitados a la buena de Dios. Con tiempo para prepararse sus clases en una lengua que no dominan y que en ningún caso es su lengua materna. Con medios suficientes a su alcance para que puedan aprender inglés –y todo lo que se tercie- y evitando disparates lingüísticos como “relegar” el inglés a materias no instrumentales como la Plástica y la Música. En primer lugar, porque todas ellas son dignas del mayor interés, de muchas más horas de impartición que las previstas por la LOMCE y de la obligatoriedad de su estudio en todas las etapas educativas. Y sobre todo porque, si queremos que el estudio del inglés sea considerado “importante”, habría que impartirlo a través de las materias tradicionalmente consideradas “importantes”… cuando haya suficientes docentes preparados para ello, eso sí. Uno mi voz a los que gritan “TIL sí, però no així!”.
            Que nuestros chavales sepan tan poco inglés como nosotros mismos no es excusa para que no puedan estudiar Sociales o Naturales en dicha lengua. Tampoco nacen con rudimentos de Matemáticas y bien que les amueblamos la cabeza con conocimientos cada vez más elevados de dicha materia, ¿no? ¡A aprender se aprende aprendiendo, no hay otra manera! El caso de Portugal, donde todos hablan un inglés excelente, lo demuestra. ¿Es que nuestros alumnos son más tontos que los portugueses? Aquí nos conformamos con demasiado poco… Nunca seremos un país de primera mientras sigan existiendo menorquines que no sepan escribir en catalán (ni tengan la menor intención de aprender); catalanoparlantes que miren con desdén el castellano, como si fueran sobrados de nivel; castellanoparlantes que se nieguen a aprender el mínimo de catalán que dicta la buena convivencia entre vecinos, o sea, que al menos alcancen a entenderlo sin problemas; padres que encuentren normal exigir a sus hijos que lean, que estudien o que aprendan inglés cuando ellos en su tiempo libre no hacen más que dormitar frente a la tele o hacer el chorra por Internet; gente que desprecia a los hablantes de otras lenguas que no sean el inglés, mofándose de ellos como si el árabe o el chino –así como los propios hablantes- no merecieran un respeto... ¡Basta de cutrerío ambiente, en definitiva! ¡Más tililar y menos babear, ea! 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Andare in TIL(t)

La expresión italiana “andare in tilt” alude, según el prestigioso diccionario Treccani, al bloqueo automático que sufren las máquinas tragaperras tipo flipper o pinball al intentar hacer trampa golpeándolas o inclinándolas a un lado para que la bolita se deslice hacia donde nos interesa. Por extensión, dicha expresión se utiliza coloquialmente en Italia para decir que alguien o algo ya no puede más, ha sufrido un cortocircuito o se ha quedado bloqueado.
Hace días que, cuando hablo por teléfono o a través de la Red con nuestros queridos amigos italianos, les resumo la situación educativa actual diciéndoles que “è andata in tilt”. Aun considerando nuestros problemas con el trilingüismo como una discusión bizantina -ya que ellos son orgullosamente monolingües y su inglés es tan patético como el nuestro, pero lo exhiben sin complejos-, con dicha expresión me entienden perfectamente. Si un puñado de italianos que ni siquiera se dedican a la enseñanza pueden hacerlo, ¿por qué es tan difícil hacérselo entender a nuestras autoridades “competentes”? No todos estamos en contra del TIL, pero hasta el profesor más optimista es consciente de que nuestro nivel general de inglés -salvo honrosas excepciones, claro está- no es el adecuado ni suficiente para impartir ninguna asignatura. Ni las eufemísticamente bautizadas como “instrumentales no lingüísticas” (Sociales, Naturales y Matemáticas) ni las tradicionalmente apodadas “marías”, como Educación Física, Educación Plástica o Música, que en mi opinión ya están injustamente relegadas en nuestro sistema educativo actual, pero aun lo estarán mucho más si llega a implantarse la fatídica LOMCE. De hecho, estoy convencida de que si todos los responsables de la crispadísima situación actual hubieran recibido una mayor formación artística y musical cuando eran pequeñitos -¿os los imagináis...?-, probablemente no estaríamos como estamos.
¿Tanto cuesta entender que (también) es cuestión de tiempo? Dadnos unos años -no más de dos o tres, diría yo, dada la innata tendencia a saltarse plazos del españolito medio- y para entonces habrá suficientes profesores preparados para impartir sus clases en un inglés, si no envidiable, por lo menos decente. A partir de ahí, todo irá rodado. Es cierto que el camino se hace andando, sí, pero también lo es que no se puede empezar la casa por el tejado. Los docentes necesitamos apoyo y formación, no una escalada de desplantes chulescos ni ceses indiscriminados. Ya sé que dos o tres años en términos electorales son demasiados, pero, si lo que de verdad os interesa es mejorar la Educación y no colgaros medallas ajenas, tenéis que entender que ningún idioma se aprende de la noche a la mañana, y menos al nivel suficiente para impartir una clase con dignidad. Y si no estáis de acuerdo, ¿quién es el guapo que se atreve a darnos ejemplo -dicen que “Obras son amores y no buenas razones”- pronunciando su próximo discurso en inglés? ¿Bauzà, nuestra estimada consellera...? Y que no se olvide de tomarse una “relaxing cup of café con leche” antes de hacerlo, por favor, no vaya a atragantarse.

Entretanto, podríamos aprovechar esos dos o tres años para hacernos un replanteamiento serio, general y conjunto del sistema educativo y, sobre todo, de los valores que animan a nuestra sociedad; volver a rebajar las ratios de alumnos por aula contratando a los docentes necesarios para que todo fluya con normalidad, recuperar -aun con las debidas modificaciones- los antiguos programas de atención a la diversidad y refuerzo, etc. Y, por lo que respecta al catalán y el castellano, lo que hace falta en mi opinión es un cambio de mentalidad general. Meternos en la cabeza de una vez que ambos idiomas no sólo no han de ser enemigos, sino aliados. El conocimiento del uno no sólo no perjudica ni rebaja el conocimiento del otro, sino que lo enriquece y complementa. Debemos seguir insistiendo en que vivir en una comunidad bilingüe no es una desgracia, sino una enorme suerte. Aprender catalán aun viniendo de fuera no es imposible, ni tan siquiera complicado, y facilita la vida a todos los niveles: laboral, cultural, afectivo... Mejorar el castellano “de Can Peni” -¿quién sería el tal “Peni”?, siempre me lo he preguntado- que se habla en Menorca tampoco estaría de más, entretanto.
Vive y deja vivir, habla y deja hablar, estudia... ¡y deja estudiar! Huyamos de los talibanes de ambos extremos y centrémonos en lo que verdaderamente importa: utilizar las lenguas, todas las que seamos capaces de aprender, como medio de comunicación interpersonal e instrumento para acceder a algo mucho más grande.