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"Las rosas de Heliogábalo", Alma-Tadema |
Dicen que “La primavera la sangre
altera”… No sé si será verdad, pero lo seguro es que resulta criminal para los
alérgicos al polen, que no hacemos más que lloriquear, moquear y ahogarnos de
asma desde principios de marzo hasta mediados de junio, bendito sea. De hecho,
mientras escribo este artículo me siento como si estuviera a bordo del
Nautilus, el submarino del capitán Nemo en Veinte
mil leguas de viaje submarino; tan embotada como si me encontrara expuesta
dentro de una de esas tétricas campanas de vidrio que sirven para conservar
composiciones florales no menos horripilantes que el contenedor que las ampara.
“Polvo eres y en polvo te convertirás.” Lo que la Biblia no advierte es que, entretanto,
sus ácaros también contribuirán a amargarte la vida. En Menorca ni siquiera se
está a salvo de los olivos pues, aunque olivos propiamente no hay, sí está
llena de ullastres o acebuches, que
son de la misma familia y cuyo polen nos resulta igual de agresivo. ¡Uf!
A cambio, en Menorca gozamos de
otoños benévolos y veranos suntuosos, en los que el calor no es excesivo,
aunque constante, el sol brilla casi todos los días y el viento apenas se deja
sentir. Pero, como decía el bueno de Sancho Panza, “Una golondrina no hace
verano” y, a pesar de que las vinagrelles
ya adornan nuestros campos y las amapolas no tardarán en florecer, todavía
queda lejos la gloriosa estación de los chapuzones y el tinto de verano.
Releyendo las líneas anteriores, me
doy cuenta de que mi artículo de hoy parece una de aquellas soporíferas
redacciones con las que periódicamente solían torturarnos nuestros maestros de
EGB cuando no traían la clase preparada, o no tenían ganas más que de fumar
como un carretero mientras nosotros, sus alumnos, nos esforzábamos en hallar algo
original que decir sobre el topicazo de turno, con la cabecita inclinada hacia
un lado y la punta de la lengua asomando entre nuestros labios
infantiles como si de ello dependiera hacer buena letra y respetar los cochinos
márgenes. ¿Os acordáis? Es como si lo viera… “¡Atención, niños!”, tronaba don Juan
Peña o don Jacinto mientras extraían la cajetilla y el mechero del bolsillo
de la americana, “Hoy, redacción. Tema: Queridos Reyes Magos.” En aras de la modernidad, supongo que los maestros de hoy se limitan a enchufar la socorrida pizarra digital cuando les ocurre lo mismo.
No sé si conocen el famoso poema de
Lope de Vega que empieza con las palabras: “Un soneto me manda hacer Violante,/ que en
mi vida me he visto en tal aprieto;/ catorce versos dicen que es soneto:/ burla
burlando van los tres delante". Así es también como yo, burla
burlando, he alcanzado la máxima extensión concedida a “El jardín de las
delicias” por los capitostes –no confundir con los picatostes- del Menorca. Y, si no les ha gustado este
artículo, consuélense rememorando aquella remota ocasión en que quizá les hice
reír, pensar o aprender algo nuevo. Sicut
primavera sicut ultima!
No me quiero despedir hoy sin recomendarles que, si tienen algún alérgico cercano,
en la familia, entre sus amigos o en su lugar de trabajo, no pierdan la ocasión de
mimarlo. Lo necesita tanto como la buena literatura de inspiración, ¿verdad, Lope?