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jueves, 24 de mayo de 2018

¡Ya a la venta la 2ª edición de EL JARDÍN DE LAS DELICIAS!


Disponible a través de Amazon (https://www.amazon.es/jard%C3%ADn-las-delicias-Gomila-Dom%C3%A8nech/dp/8491123970), desde la web de la propia editorial (https://www.caligramaeditorial.com/El-jardn-de-las-delicias.htm) o encargándolo en tu librería de confianza.

Y si quieres asistir virtualmente a la presentación de mi JARDÍN o saber algo más de "botánica novelera", ahí van algunos enlaces que te permitirán hacerlo:

domingo, 19 de marzo de 2017

Un jardín de deliciosas lecturas

viernes, 2 de septiembre de 2016

Últimas noticias de mi "Jardín..."

Acabo de recibir mi primer informe de ventas de El jardín de las delicias (Comprar EL JARDÍN DE LAS DELICIAS) y ha llegado la hora de hacer balance...
Pero, antes, me gustaría hacer un poco de historia:

Como ya sabéis los que me seguís habitualmente, en marzo de este mismo año publiqué El jardín de las delicias (Presentación EL JARDÍN DE LAS DELICIAS), un libro-miscelánea en el que recojo la mayor parte de los artículos -algunos son narraciones, la mayoría de opinión- que he ido publicando en la prensa menorquina durante estos últimos años, corregidos y aumentados.
Cuando me decidí publicarlo, lo hice por dos razones. La primera, por "alargar la vida" a unos artículos en cuya redacción había invertido un montón de tiempo, pero que me habían reportado un nulo beneficio económico, ya que ni el Menorca ni el Última Hora Menorca suelen pagar a sus colaboradores (no así a los periodistas y reporteros, claro está). En segundo lugar, para "ampliar su campo de acción", pues los periódicos anteriormente citados son muy leídos en la isla, pero no creo que mucha gente se moleste en echarles un vistazo fuera del ámbito isleño.
Podría haber buscado una editorial comercial que me lo publicara, pero llevo meses enviando copias del manuscrito de Un acto reflejo -la que podría ser mi primera novela policíaca, si es que algún día ve la luz...- de editorial en editorial y, sinceramente, ¡ya estoy harta! Los grandes monstruos del oficio tipo Planeta, Alfaguara o Penguin Random House apenas publican a autores noveles y las editoriales pequeñas no se arriesgan a menos que estén avalados por un premio literario que les asegure un mínimo de ventas (premios que a menudo se asignan por motivos que poco tienen que ver con la valía del título en cuestión, como todos sabemos). Me gustaría poder decir otra cosa pero, hasta el momento, tan sólo he recibido ofertas de editoriales supuestamente serias en las que se te pide que "colabores" en la edición con cantidades siempre por encima de los 3.000 euros... ¿Y qué más?

Cuando decidí publicar El jardín de las delicias, embarazada y con la paciencia bajo mínimos, no me sentía con ganas ni fuerzas de volver a emprender semejante periplo que, con una obra de no-ficción como la que nos ocupa, aún llevaba menos visos de resultar exitoso que en el caso de Un acto reflejo.
Por todo ello decidí hacerlo con megustaescribir, un sello editorial de autopublicación perteneciente a Random Penguin House. La experiencia no es del todo negativa, pero tampoco me está dejando del todo satisfecha. El comercial que me asignaron -una especie de tutor- es encantador, profesional y se desvive por ayudarme. ¡No le ha mandado un solo correo sin que me lo haya contestado de inmediato y lo mejor posible! La editora no está mal, aunque de vez en cuando peca de ingenua e inexperta. Para los maquetadores sólo tengo buenas palabras, así como el diseñador gráfico que tan bien interpretó mis deseos a la hora de diseñar la portada.
El departamento de promoción, sin embargo, se limita a hacer lo que tú mismo podrías hacer en una tarde tonta: es decir, mandar una nota de prensa por correo electrónico a la dirección oficial -es decir, a la que está al alcance de cualquiera que sepa manejar Internet y que, por lo tanto, nadie influyente abre- a los medios de comunicación más trillados. Al no seguir el sistema tradicional de libros en depósito, pocas librerías -chapeau a los compañeros de Llibreria Espai 14, por cierto- se arriesgan a comprarlos. Y el hipotético comprador, al no poder verlos ni olerlos ni manosearlos, tampoco los compra. O sea, la típica pescadilla que se muerde la cola.
Lo mejor, sin duda, es que los libros son estéticamente atractivos y, sobre todo, están distribuidos a través de Amazon, tanto en papel como por correo electrónico, por lo que llegan a todo el mundo, con garantías y en un tiempo récord.

Por eso, seguramente, las ventas son tan bajas que ni siquiera compensan la inversión inicial. En resumen, que la promoción te la tienes que hacer tú, tú y tú solita a través de tus propias y limitadas redes sociales.
¿Vale la pena, en estas condiciones, seguir escribiendo y publicando? ¿O me guardo mis historias para mí?
En otro orden de cosas, ¿alguien tiene ganas de leer Un acto reflejo? Contestadme a través del apartado de comentarios, por favor.

martes, 23 de agosto de 2016

El FANDUB o redoblaje paródico

Como dicen las "agüelas", ¡nunca te acostarás sin saber algo nuevo! Parece ser que, tras los memes, los fakes y demás barrabasadas de espíritu goliárdico, se está poniendo de moda en Internet volver a doblar vídeos o fragmentos de películas con fines comerciales -los derechos de autor, en ese caso, van al autor del film original- o simplemente lúdicos.
La mayoría de los que he visto me parecen soberanas chorradas, pero algunos he de reconocer que tienen gracia. He aquí los dos que más me han gustado hasta el momento: el redoblaje de una escena de Pulp fiction en clave menorquina...


...y, sobre todo (con permiso de la voz del camaleon), este montaje de la décima sinfonía de Shostakovich sobre el vídeo de Single ladies de Beyoncé: qué idea tan divertida y, al mismo tiempo, creativa, original y artísticamente enriquecedora. ¡Fantástico fandub! Que, además, cuadra a la perfección; hasta los clímax coinciden.


Casi me dan ganas de reabrir mi jardín (Presentación de EL JARDÍN DE LAS DELICIAS) para seguir comentando iniciativas de este tipo... ¡Y no es amenaza vana!

lunes, 13 de junio de 2016

Yo pongo la música y Daphne du Maurier, la letra

Que no, que no me he muerto ni me he quedado muda ni me he cansado de predicar en el desierto; es que últimamente ando un poquito más ocupada de lo normal entre el cole, los niños... mis primeros conciertos con "Gaudium et musica", la audición de final de curso de la Escola Municipal de Música (véanse vídeos) y, por qué no decirlo, leyendo a todo trapo.
Además, he de seguir promocionando El jardín de las delicias (http://anagomila.blogspot.com.es/2016/04/presentacion-de-el-jardin-de-las_24.html) y el DUET FUSA (http://anagomila.blogspot.com.es/2016/05/debut-del-duet-fusa-ana-gomila-y-montse.html).



La semana pasada DEVORÉ La Posada de Jamaica, de Daphne du Maurier, y he de confesar que, a pesar de tratarse de un folletín desmelenado a lo Wilkie Collins, he disfrutado intensamente con él. ¡Hermosos tiempos aquellos en que los escritores de best-sellers sabían escribir!
Los animales no razonan, ni tampoco los pájaros del aire. Mary no era hipócrita; era un producto de la tierra, y había vivido mucho tiempo entre pájaros y bestias; los había visto aparearse, reproducirse y morir. En la Naturaleza había poco romanticismo, y ella no lo buscaría en su vida. Había visto a las muchachas pasear con muchachos de la aldea; se cogían de las manos, se ruborizaban confusos, exhalaban profundos suspiros y miraban la luna reflejada en las aguas. Mary los había visto vagar por el sendero de hierba destrás de la granja -los llamaban amantes del camino, aunque los viejos tenían una palabra mejor-, y el muchacho rodeaba con su brazo la cintura de la chica, que reclinaba la cabeza en el hombro de él. Contemplaban las estrellas y la luna o la llameante puesta de sol, si era verano, y Mary, limpiándose el sudor del rostro, con las manos chorreando, salía del cobertizo de las vacas pensando en el ternero recién nacido que acababa de dejar al lado de su madre. Contemplaba la pareja que se alejaba, sonreía, se encogía de hombros y, al entrar en la cocina, decía a su madre que habría una boda en Helford antes que terminase el mes. Después sonarían las campanas, se cortaría el pastel, y el muchacho, con su ropa de los domingos, esperaría a la puerta de la iglesia, con el rostro brillantes, restreándose los pies uno con otro, con su novia al lado, vestida de muselina, con el pelo rizado; pero antes que terminase el año, la luna y las estrellas podrían brillar toda la noche sin que a ellos les importara; el muchacho regresaba a su casa al anochecer, cansado de su trabajo en los campos, y gritaba asperamente que la cena estaba quemada y no era buena ni para un perro, mientras que la muchacha, en la alcoba del piso alto, con el cuerpo descuidado y sin rizos ahora, paseaba de un lado a otro con un envoltorio en los brazos que maullaba como un gato y que no quería dormir. Entonces no hablaban de la luz de la luna sobre las aguas. No; Mary no se hacía ilusiones románticas. Enamorarse era una palabra muy bonita; pero no era todo.
¿No es una delicia? Daphne du Maurier tiene una capacidad de observación maravillosa y su prosa es envidiable. Si no fuera tan cierto lo que cuenta, sería hasta graciosa...

Y aquí os dejo con un último fragmento de La Posada de Jamaica que demuestra su maestría estilística:
Monumento a los raqueros (Santander)
Los días de los raqueros habían pasado; serían destrozados por la nueva ley; él y sus compañeros serían borrados y raídos del país, lo mismo que lo habían sido los piratas hacía veinte o treinta años; no quedaría memoria de ellos ni dejarían nada que pudiera emponzoñar las mentes de los que vinieran después. Nacería una nueva generación que nunca oiría sus nombres. Los barcos se acercarían a Inglaterra sin miedo; no habría recolección después de la marea. Las cuevas que habían resonado con el crujido de pisadas sobre los guijarros y con el murmullo de las voces de los hombres volverían a quedar en silencio, que no sería turbado sino por el graznido de las gaviotas. Bajo la plácida superficie del mar, sobre el lecho del océano, quedaban cráneos sin nombre, monedas verdes, que en otro tiempo fueron de oro, y viejos caparazones de buques... Todos serían olvidados para siempre jamás. El terror que conocieron había muerto con ellos. Era la aurora de una nueva edad, en la que mujeres y hombres podrían viajar sin miedo y la tierra les pertenecería. Aquí, en esta zona del marjal, los labradores hundirían sus arados en la tierra y amontonarían las algas para secarlas al sol, lo mismo que hacían hoy; pero la sombra que se había cernido sobre ellos había desaparecido. Quizá la hierba volvería a crecer y el brezo a florecer de nuevo donde había estado "La Posada de Jamaica".

miércoles, 11 de mayo de 2016

La cultura florece en IB3


Esta tarde a las 20:05h en el programa "Nura" de IB3 Ràdio (dial 86.6 desde Menorca) se emitirá una entrevista con la autora Ana Gomila Domènech con motivo de la publicación de su libro El jardín de las delicias. El programa también incluye la lectura dramatizada de un fragmento de "La rebelión de los raros" con acompañamiento musical de Boccherini.
Si no pudierais escucharlo en directo, el podcast estará colgado a partir de esta misma noche en el servicio "a la carta" de IB3 Ràdio: NURA (IB3) del 11-5-2016

Buena escucha y sobre todo... ¡DELICIOSA LECTURA!

domingo, 24 de abril de 2016

Presentación de EL JARDÍN DE LAS DELICIAS (en diferido), de Ana Gomila Domènech

Gracias a Fernando, mi cámara favorito, aquí tenéis los vídeos que -cual pálido espejo- reflejan lo que fue la presentación de mi libro El jardín de las delicias, que tuvo lugar en el 22 de abril de 2016 en la Llibreria Espai 14 (https://www.facebook.com/espai14) de Mahón.
Recordad que, además de en dicha librería, también podéis haceros con vuestro ejemplar de El jardín de las delicias a través de AMAZON (¡Soy tuyo y aquí estoy!) y de un montón de plataformas online, tanto en papel como en formato electrónico, y que los largos tentáculos de Amazon llegan a todas partes...

Siguiendo con la presentación, quiero dar las gracias a todos los que la hicieron posible y consiguieron que saliera tan bien: a mi copresentadora, la actriz María Cubas, un prodigio de naturalidad y simpatía; a los chicos de Espai 14, Jose y Miquel, que nos invitaron a su librería y que se han convertido en uno de los más atentos cultivadores de mi jardín; a Cati por su precioso "ramo de Ofelia" y, más que a nadie, a todos los presentes por reírse, aplaudir y disfrutar, tanto de la presentación en sí misma como de nuestra lectura dramatizada de varios fragmentos.
¡Qué hermosa manera de celebrar la víspera de sant Jordi o Día Internacional del Libro! Sin vosotros, sin duda mi jardín se marchitaría...

(Si tenéis POCO TIEMPO, os recomiendo que paséis directamente al ÚLTIMO VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=qCk3uoTxzgY.)




miércoles, 20 de abril de 2016

Diario de un jardín (3)

¡NOVEDAD! menorcadiario.es también se ha hecho eco de la publicación de mi fragante jardín. Ver para oler: http://www.menorcadiario.es/noticia/25168/cultura/el-jardin-de-las-delicias-primera-obra-de-ficcion-de-ana-gomila.html

Son muchas -nunca demasiadas- las voces que me piden más información sobre El jardín de las delicias. Reproduzco a continuación lo que dice la contraportada:
El jardín de las delicias es un delicioso jardín de narraciones y artículos periodísticos con la curiosidad intelectual y el amor por la cultura como abono común.
“Leer no está bien visto en nuestro país, es como formar parte de una secta. Leer es de frikis canijos y granujientos con gafas de culo de vaso. La gente que mola no tiene tiempo para leer…. Si alguna vez os habéis sentido tan marcianos como yo misma por vuestros gustos y aficiones, ¡este libro es para vosotros, pedantes sin remisión!”"
Ana Gomila Domènech es menorquina, pero ha vivido en Madrid, Barcelona, Roma y Valencia, y se considera ciudadana del mundo. También es profesora de secundaria, ratón de biblioteca, amante de la música clásica y de cualquier otra forma de cultura en general, además de tremendamente novelera.
Y si todavía queréis más, acordaos de que...


Muy ilustrativo al respecto es también el magnífico artículo que me dedicaron ayer en el MENORCA (http://menorca.info/), que encontraréis en la entrada anterior de mi blog (http://anagomila.blogspot.com.es/2016/04/diario-de-un-jardin-2.html) y en el Facebook de Espai 14 (https://www.facebook.com/espai14).

martes, 19 de abril de 2016

Diario de un jardín (2)


Aquí tenéis el fantástico reportaje de Isaac Pons de Rosa -con semejante apellido, estaba predestinado a glosar mi El jardín de las delicias-, del periódico MENORCA (http://menorca.info/), con el que me he levantado esta mañana... ¡Muchísimas gracias por vuestra atención y delicado mecenazgo!
Así como agradezco también la magnífica labor de difusión que está haciendo la librería Espai 14 de Maó:

lunes, 18 de abril de 2016

Diario de un jardín (1)

Carnation, Lily, Lily, Rose
ÚLTIMAS NOTICIAS acerca de El jardín de las delicias:

1. El sol radiante que invita a pasear, así que parece ser que mi jardín está siendo muy visitado en los últimos tiempos... Recordamos a los interesados que se puede adquirir directamente en la Llibreria Espai 14 (C/. Cós de Gràcia 14, Maó), o bien encargarlo en Didasko 2, Sa Catòlica o cualquier otra librería que reciba libros de Penguin Random House. Otra opción sería comprarlo a través de Amazon (también desde el extranjero / dall'estero / from abroad), tanto en papel como en formato electrònico.
2. Sant Jordi/Día Internacional del Libro está a la vuelta de la esquina, así que daos prisa. ¡Haceos con vuestros ejemplares antes de que se agoten!
3. La presentación oficial será la tarde antes en Espai 14, a la 20:00h. Copresentadora: Maria Cubas. Prometemos sorprender, divertir, ilustrar... ;-)

http://anagomila.blogspot.com.es/2016/04/presentacion-de-el-jardin-de-las.html
http://anagomila.blogspot.com.es/2016/03/ya-esta-disponible-el-jardin-de-las.html

sábado, 16 de abril de 2016

Inminente presentación de "El jardín de las delicias"

¡¡¡Ya es oficial!!!
El viernes 22 de abril, el día antes de Sant Jordi, a las 20:00h presentaré El jardín de las delicias en la librería Espai 14 (https://www.facebook.com/espai14) de Maó, situada en Cós de Gràcia 14. Para ello contaré con una copresentadora divertidísima e imprevisible, la actriz María Cubas.

Quedáis todos invitados. Os esperamos, ¿eh?

martes, 12 de abril de 2016

eLectores de "El jardín de las delicias"

Mientras digiero la posibilidad de "abrirme un Facebook" (¿de verdad es necesario, Kico?), he aquí la feliz fotografía de unos felices lectores de mi Jardín... en formato electrónico:


¿Quién se anima a mandarme alguna más?

lunes, 21 de marzo de 2016

¡Ya está disponible EL JARDÍN DE LAS DELICIAS!


Acabo de comprobarlo y sí, por fin, tras varios meses de preparación y de sacar tiempo de donde no lo había para lograr terminarlo antes de Sant Jordi, El jardín de las delicias: Narraciones y opiniones ya está disponible para su adquisición a nivel internacional a través de:
- AMAZON, clicando sobre El jardín de las delicias (Amazon), opción más ECONÓMICA
- La propia web de Penguin Random House, clicando sobre El jardín de las delicias (tapa blanda) o El jardín de las delicias (libro electrónico)
- Google Books, clicando sobre El jardín de las delicias (Google Books), formato EBOOK
- Casa del Libro, clicando sobre El jardín de las delicias (Casa del Libro), formato EBOOK 
- O en tu librería de confianza, Laie, El Corte Inglés, etc., que pueden encargarlo por ti.

No soy nada buena haciéndome publicidad, así que sólo añadiré que espero que os guste muchísimo y que disfrutéis tanto de su lectura que queráis regalar y/o recomendar una caterva de ejemplares a todos vuestros amigos, conocidos, familiares, alumnos... Que ya va siendo hora de que esto de escribir me reporte algo más que satisfacciones de tipo intelectual y algún que otro cumplido pasajero, jejeje


Ahora en serio: si alguna vez se os ha escapado la risa o creéis haber aprendido algo gracias a "El jardín de las delicias" (mi antigua sección en el periódico Menorca, antes Última Hora Menorca) compartid esta entrada o reenviad cualquiera de las dos imágenes anteriores a través de vuestras redes sociales, WhatsApp o correo electrónico, por favor por favor por favor.
¡Y que vivan los ratones de biblioteca!

jueves, 17 de septiembre de 2015

Jardín cerrado

Un agradable lecho de hierba (por cortesía de La Repubblica)
            Dos años largos han pasado desde que mi “delicioso” jardín sus puertas al público. La propuesta de Josep Pons Fraga, entonces director de Última Hora Menorca y actual editor de Menorca Es Diari, tras echar una ojeada casual a mi blog, fue de lo más halagadora y tan abierta que me produjo cierta sensación de vértigo: “Posam les pàgines d'UHMENORCA a la teva disposició per si tens il.lusió en dur endavant una secció d'opinió com a col.laboradora. Lògicament, la temàtica és lliure. Ho deixam al teu criteri, amb plena llibertat d'expressió”. Tanta libertad es el sueño de cualquier columnista que se precie, aunque sólo sea un simple aficionado como yo, pero por otra parte resulta inquietante. Muchas eran las preguntas que me asaltaban: ¿Lo haré bien? ¿Y ahora de qué hablo? ¿Hasta qué punto puedo ser personal, sincera, peleona...? ¿He de adaptarme a los presuntos intereses de los lectores, o bien tratar de contagiarles mis propios gustos?
            Acordé con Josep que mis colaboraciones serían quincenales, que se publicarían bajo el paraguas genérico de “El jardín de las delicias” –como homenaje a la miscelánea homónima de Francisco Ayala, que tanto me gusta- y que abarcarían unos 4.200 caracteres. Pero no fue hasta la fusión del Menorca Diari Insular y el Última Hora isleño cuando mis artículos empezaron a aparecer junto a una fotografía mía y el apelativo de “Novelera” con el que a menudo me toman el pelo mis amigos y conocidos desde entonces, que elegí tras descartar el de “Profesora” que me proponía el periódico, ya que me parecía más bien pedantesco –yo sólo me siento profesora en clase, una vez fuera del aula no puedo ni quiero dar lecciones de nada-, y el de “Lletraferida”, que me había birlado otro colaborador.

            Mucho ha llovido desde entonces, pero aún más días soleados han lucido desde aquel martes 21 de mayo de 2013 en que apareció mi primer artículo, intitulado precisamente “El jardín de las delicias”. Dos semanas más tarde salió la primera entrega del folletín “Crónica del halconero” y sufrí el primer cariñoso ataque de una fan enfurecida por haberla dejado con la intriga de saber cómo terminaba.
            Tras “Crónica del halconero II y III”, empecé a publicar artículos sobre los temas más peregrinos, llevada por la inspiración del momento: varios sobre el TIL (no siempre ni del todo en contra), literatura (los más numerosos, empezando por uno de mis preferidos: “Wilkie Collins con hielo”), contra la LOMCE y su decidido propósito de acabar con la Música y la Educación Plástica, Albert Camus y el exilio menorquín en Argelia (“Camusiènne”, “Todo era perfecto I y II”), retórica, propósitos navideños, el aborto (“Un mal necesario”, que fue uno de mis artículos más celebrados hasta por quien no estaba de acuerdo), mi idolatrado Purcell (“Purcell F.C.”), la abominable Ley de Extranjería del PP (“¡Alto ahí, forastero!”), los escritores represaliados durante y tras nuestra guerra civil (“Verde que te quiero verde”), algunos lugares en los que he vivido y he sido feliz (Madrid, Barcelona, Roma, Menorca…), las huellas del tiempo (“Aquel trueno”), la importancia de tener una mente bien amueblada, pedagogía y enseñanza, el sistema educativo finlandés (“Algo huele a podrido en Finlandia I y II”), el Mediterráneo (“Mar de mares”), otro folletín llamado “Nosotros, los fantasmas” (una adaptación del cual ha sido emitida por radio recientemente), ortografía (“Perdón imposible, ejecución inminente”), los superventas (“¡Suéltame, bicho!”), Agatha Christie y mi indisimulada anglofilia (“It’s English time” y tantos otros), los grandes tíos buenos de la historia de la literatura (que aparecen citados en “El rayo de luna”), la dificultad de salir de la isla (“#nosinmisecador”), el terrorismo islamista (“Doble rasero”), Cervantes (“La canción de Clavileño” y “Cincuenta sombras de Cervantes”), las alergias, Sant Jordi, el amor a los cuarenta (“¿Continuará?”), las danzas de la muerte (“Pasacalle de la vida”), la sinestesia (¿A qué huele mi isla?” o “Verde carruaje”), las campañas de fomento de la lectura, la génesis de Frankenstein (“El verano del fin del mundo”)… hasta llegar al de hace dos semanas, sobre los Proms de la BBC. Si a alguno de ustedes le apetece repescar viejas lecturas o aturdirse con semejante batiburrillo, todos estos artículos y muchos más siguen estando accesibles a través de mi blog, cuyo enlace encontrarán al pie de estas líneas.

            Hoy este jardín cierra durante al menos un par de mesecillos para atender las obras de ampliación (familiar) que nos esperan de forma inminente. Con la insensato optimismo que me caracteriza, espero encontrarlo florido a mi regreso, aunque sea a las puertas del invierno… Visítenlo cuantas veces quieran, mi jardín es el suyo, pero acuérdense siempre de cerrar la cancela con cuidado para no despertar al bebé que duerme. ¡Chist!

sábado, 7 de marzo de 2015

Primavera asesina


"Las rosas de Heliogábalo", Alma-Tadema
            La primavera es un asco. Y quien sostenga lo contrario es que no sufre la fiebre del heno. A pesar de que los húmedos y ventosos inviernos menorquines se me suelen hacer muy largos, he de reconocer que casi los echo de menos cuando las malditas gramíneas empiezan a florecer. Cuando eso sucede, tan pronto tengo frío como calor, se me seca la garganta y el cansancio acumulado tras varias semanas de deficiente oxigenación cerebral hace que me sienta atontada, de pésimo humor y que maldiga hasta obligaciones que habitualmente me resultan tan agradables como redactar mi artículo quincenal para el Menorca.
            Dicen que “La primavera la sangre altera”… No sé si será verdad, pero lo seguro es que resulta criminal para los alérgicos al polen, que no hacemos más que lloriquear, moquear y ahogarnos de asma desde principios de marzo hasta mediados de junio, bendito sea. De hecho, mientras escribo este artículo me siento como si estuviera a bordo del Nautilus, el submarino del capitán Nemo en Veinte mil leguas de viaje submarino; tan embotada como si me encontrara expuesta dentro de una de esas tétricas campanas de vidrio que sirven para conservar composiciones florales no menos horripilantes que el contenedor que las ampara. “Polvo eres y en polvo te convertirás.” Lo que la Biblia no advierte es que, entretanto, sus ácaros también contribuirán a amargarte la vida. En Menorca ni siquiera se está a salvo de los olivos pues, aunque olivos propiamente no hay, sí está llena de ullastres o acebuches, que son de la misma familia y cuyo polen nos resulta igual de agresivo. ¡Uf!
            A cambio, en Menorca gozamos de otoños benévolos y veranos suntuosos, en los que el calor no es excesivo, aunque constante, el sol brilla casi todos los días y el viento apenas se deja sentir. Pero, como decía el bueno de Sancho Panza, “Una golondrina no hace verano” y, a pesar de que las vinagrelles ya adornan nuestros campos y las amapolas no tardarán en florecer, todavía queda lejos la gloriosa estación de los chapuzones y el tinto de verano.

            Releyendo las líneas anteriores, me doy cuenta de que mi artículo de hoy parece una de aquellas soporíferas redacciones con las que periódicamente solían torturarnos nuestros maestros de EGB cuando no traían la clase preparada, o no tenían ganas más que de fumar como un carretero mientras nosotros, sus alumnos, nos esforzábamos en hallar algo original que decir sobre el topicazo de turno, con la cabecita inclinada hacia un lado y la punta de la lengua asomando entre nuestros labios infantiles como si de ello dependiera hacer buena letra y respetar los cochinos márgenes. ¿Os acordáis? Es como si lo viera… “¡Atención, niños!”, tronaba don Juan Peña o don Jacinto mientras extraían la cajetilla y el mechero del bolsillo de la americana, “Hoy, redacción. Tema: Queridos Reyes Magos.” En aras de la modernidad, supongo que los maestros de hoy se limitan a enchufar la socorrida pizarra digital cuando les ocurre lo mismo.
            No sé si conocen el famoso poema de Lope de Vega que empieza con las palabras: “Un soneto me manda hacer Violante,/ que en mi vida me he visto en tal aprieto;/ catorce versos dicen que es soneto:/ burla burlando van los tres delante". Así es también como yo, burla burlando, he alcanzado la máxima extensión concedida a “El jardín de las delicias” por los capitostes –no confundir con los picatostes- del Menorca. Y, si no les ha gustado este artículo, consuélense rememorando aquella remota ocasión en que quizá les hice reír, pensar o aprender algo nuevo. Sicut primavera sicut ultima!
            No me quiero despedir hoy sin recomendarles que, si tienen algún alérgico cercano, en la familia, entre sus amigos o en su lugar de trabajo, no pierdan la ocasión de mimarlo. Lo necesita tanto como la buena literatura de inspiración, ¿verdad, Lope?

viernes, 6 de junio de 2014

Primer artículo de "El jardín de las delicias"

Algunos seguidores me han pedido que recupere el primer artículo de "El jardín de las delicias", que aún no estaba colgado en mi blog. No recuerdo la fecha exacta en que fue publicado, pero debió de ser a finales de abril o principios de mayo 2013, poco después de Sant Jordi, en el extinto Última Hora Menorca. No es gran cosa, pero al menos sirve para entender el título de dicha sección.

Presentación

            ¿Qué es una miscelánea? Según Wikipedia, se trata de un “género literario perteneciente a la didáctica que se dio principalmente durante el Renacimiento y el Barroco en España (...), y consiste en una colección de materiales heterogéneos que sólo tienen en común suscitar el interés del compilador y del público (...), mezclando la opinión, la instrucción y la diversión”.
            Esta nueva sección quincenal llamada “El jardín de las delicias” no pretende ser didáctica, no… ¡tranquilos! La didáctica la dejo para mi trabajo como profesora de educación secundaria. Tampoco estamos ya en el Renacimiento, aunque estemos asistiendo al renacimiento de valores trasnochados como el trueque o el reciclaje a ultranza; ni en el Barroco, aunque la desesperanza y el pesimismo de nuestra época nos acerquen a él. Lo más acertado de la definición de Wikipedia aplicada a esta sección es la parte que dice que una miscelánea es “una colección de materiales heterogéneos que sólo tienen en común suscitar el interés del compilador”, ya que no me propongo consagrar esta sección a un único tema, y ni muchísimo menos a uno de los tradicionalmente considerados femeninos -salud, belleza, cocina…-, que no me interesan gran cosa y de los cuales no entiendo lo suficiente para atreverme a pontificar sobre ellos. El tema de esta sección irá variando en función de lo que atraiga mi peregrina atención en cada momento. Y si con ello consigo “suscitar el interés del público” de vez en cuando... ¡mejor que mejor, claro! Tema sorpresa, por lo tanto, aunque es previsible que os aturda a menudo cotorreando sobre libros, música o viajes, que es lo que más me gusta en esta vida, después de estar con mis hijos.

            Para empezar, me gustaría contaros una anécdota literaria que me parece un excelente punto de partida para esta sección, que no se llama así en homenaje al precioso tríptico de “El Bosco” que ilustra estas líneas, sino por la deliciosa -¡nunca mejor dicho!- miscelánea homónima de mi admirado escritor granadino Francisco Ayala, fallecido en 2009 a los 103 años.
            El jardín de las delicias de Francisco Ayala consta de dos secciones. No me extenderé divagando acerca de la primera, “Diablo mundo”, que es divertidísima, a ratos incluso tronchante; sino acerca de la segunda, “Días felices”, que me resulta intensamente conmovedora. En ella, su autor va desgranando recuerdos de infancia, de amor o de viajes, breves pinceladas de vida que se apoyan en las ilustraciones y fotografías incluidas en la parte central del libro.
            Entre estas últimas está la que da lugar a la anécdota que os quiero contar en este artículo. En ella se ve a un Francisco Ayala cincuentón frente a la verja de un ruinoso palacete modernista. “¡Qué dolor, esa decrepitud, ese abandono! La casa tiene mi misma edad: en lo alto de su frente ostenta la cifra de 1905; y no tanto esa fecha como el estilo del edificio evoca el mundo aquel en que, hace tantísimo tiempo, vi yo la luz primera. En vano procuraría describirla con palabras”. El texto concluye diciendo: “Probablemente, ya el año que viene no existirá más mi chalet secreto, y nadie ha de recordar su pasada existencia. Acaso perdure todavía un poco su imagen en aquella fotografía que yo tengo, y en la memoria que tú puedas guardar de esta tarde en que te he llevado a presenciar su final decadencia”.
            En una visita a Salamanca, hará unos quince años y teniendo yo poco más de veinte, me di de bruces con él tras la catedral antigua de Salamanca, escondido en un callejón de bajada. Su estado seguía siendo tan desolador y lamentable como lo describía Francisco Ayala en “El chalet art nouveau, pero lo más alarmante es que ya había superado la fina línea imaginaria que separa una encantadora propiedad algo ajada, pero susceptible de reforma, de una inversión a fondo perdido. Tras acariciar levemente su verja herrumbrosa, me alejé con el corazón encogido de tristeza.
            Pero, a pesar de lo mal que hablan de ella, la vida también te da sorpresas agradables de vez en cuando. Pocos años después volví a Salamanca y lo encontré completamente remozado, convertido en un coqueto Museo de Art Nouveau y Art Déco (www.museocasalis.org). Por aquel entonces acababan de abrir y tenían tan pocos visitantes que aún les preguntaban a través de qué medio habían sabido de la existencia de dicho museo. Al llegar mi turno, dije que gracias a una miscelánea de Francisco Ayala. La chica de la taquilla me miró de hito en hito. “¿Qué es eso?”, me preguntó. Hasta me daba vergüenza explicarlo, ya que por un momento me sentí como una de esas histéricas que todavía lloran frente a la tumba de Jim Morrison en el cementerio parisino de Père-Lachaise. Algo más tarde, mientras contemplaba la magnífica colección de muñecas novecentistas del museo, noté que alguien me espiaba tras uno de los expositores más cercanos a la puerta. Y, al marcharme, la taquillera me retuvo diciendo: “Perdona, ¿te importaría esperar un momentito? El director quiere hablar contigo”. Éste apareció de inmediato, se presentó –yo volvía a sentirme tan avergonzada que fui incapaz de retener su nombre ni su aspecto físico- y me dijo que él también era un ferviente admirador de Francisco Ayala, que yo era la primera y única persona que había acudido al museo atraída por El jardín de las delicias hasta el momento, que había invitado al propio Ayala a la inauguración y el pobre no había podido asistir por motivos de salud, pero que le había prometido visitar el museo en cuanto se repusiera… ¡y me hizo una entrada gratuita a perpetuidad! No creo que en toda la historia de la museística se ha visto jamás a una mujer tan coloradota y feliz con una entrada en la mano.